Pero obviamente tenemos nuestro ego, y nos gusta recrearnos con nuestros números, y no es nada malo ya que como siempre digo, al final, siempre queremos ganar, y a nosotros como entrenadores nos gusta creer que el equipo gana gracias (en parte) a nosotros.
Todo entrenador que llega a un equipo con cierto nivel competitivo, pongamos por ejemplo de cadetes para arriba, se pone unos objetivos "personales", casi siempre relacionados con, como mínimo, igualar los números respecto a anteriores temporadas.
Este fue mi caso al llegar al equipo sub-16 del San Nicasio, tras un rápido vistazo a la clasificación del año anterior mis premisas eran claras: encajar menos goles, marcar más, ganar más partidos, perder menos, sumar más puntos y en consecuencia, mejorar la posición en la tabla.
Cierto es que me encontré un grupo magnifico, donde las anteriores entrenadoras habían hecho un gran trabajo el primer año adecuando a las jugadoras al fútbol-11, ya que la gran mayoría venia del fútbol-7.
Con esas bases los resultados no tardaron en llegar y a día de hoy, jornada 14, ya hemos ganado más partidos que en toda la temporada pasada (8-6), hemos conseguido más puntos (25-23) y estamos a solo un gol (46-47) de igualar la cifra goleadora. Estando muy cerca también de mejorar número de derrotas (5-9) y goles encajados (31-55). Decir que nos encontramos en el puesto 6º, mientras que el equipo acabó 7º el año pasado.
Como digo, gran parte de este éxito es de las anteriores entrenadoras, que introdujeron un estilo de juego y pusieron las bases para el gran equipo que tengo el honor de dirigir esta temporada.
Pero pese a los más puristas, los cuales me diréis que los entrenadores no tenemos que recrearnos en nuestros números....
¡Qué narices!, ¡olé nuestro trabajo, Álvaro, Rafa y Jorge!
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